¿Es posible educar con disciplina positiva a niños con autismo?

“¿Cómo quisieras que fuese tu hijo dentro de 25 años?” Es la primera pregunta que hago a los padres de niños con autismo cuando vienen a mí para preguntarme sobre cómo gestionar sus comportamientos inadecuados. Las respuestas no se hacen esperar “Quiero que sea autónomo, respetuoso, resiliente… feliz”.

Una de las mayores preocupaciones que tenemos los padres de niños con autismo es si podrá valerse por si mismo el día de mañana, si podrán hacer una vida plena. Y no es para menos. Tenemos que aprender bailar constantemente entre la incertidumbre, la esperanza y la realidad.

Educar a un niño con necesidades especiales es un reto. Muchas veces los padres caemos en consentir, sobreproteger e incluso, subestimar sus capacidades. Nuestros peques son distintos, no solo porque tengan autismo, sino porque cada ser humano es diferente. Reconocer esa realidad es el primer paso para avanzar hacia una crianza consciente. Pero aunque tengan necesidades distintas en cuanto a su condición (comunicación, habilidades sociales, rigidez, intereses restringidos…), sí que comparten algo con todas las personas: tienen necesidad de pertenecer y sentirse útiles. Es aquí donde la disciplina positiva entra en acción.

¿Es posible aplicar Disciplina Positiva a un niño con autismo?

Definitivamente sí. Como madre de un niño con TEA, puedo decir que no solo es posible aplicarla, sino que para mi es un enfoque educativo que me hace estar más tranquila, disfrutar de la maternidad y afrontar los retos que trae consigo el autismo de una manera más positiva.

¿Qué herramientas de la Disciplina Positiva podemos incorporar a la crianza de nuestros peques con autismo?

A continuación, te resumo cinco herramientas que te pueden ayudar a tener una crianza más consciente de tu hijo con necesidades especiales:

1. Aprender a distinguir una conducta inocente de un mal comportamiento: una conducta inocente es aquella derivada de la propia condición del niño. Así, por ejemplo, puedo empatizar con mi hijo y sus intensas rabietas cuando se rompe una galleta, o cambiamos algo de los planes debido a su rigidez. Entender que no todo es un mal comportamiento es absolutamente liberador. En estos casos hay que empatizar con el peque y darle herramientas para gestionar esa crisis. Cada niño es diferente así que cada uno logrará la calma de una manera distinta.

2. Apoyar, no sobreproteger:  nuestros chicos con autismo indudablemente necesitan una serie de apoyos para interactuar, entender y relacionarse con este mundo. Eso es un derecho y por supuesto hay que garantizarlo, pero sin caer en la sobreprotección. Fomentar la autonomía es básico para que el día de mañana tengan una vida plena de acuerdo con sus capacidades.

3. Ser consciente de las necesidades de pertenencia y significado: estos dos conceptos, introducidos por el psicoterapeuta y padre de la Psicología Individual Alfred Adler hace poco menos de un siglo, son clave en la educación de todos los seres humanos. La pertenencia es el sentimiento de sentirte parte de algo, de sentirte tenido en cuenta. El significado es el hecho de sentirte útil e importante; es decir, saber que nuestra existencia hace una diferencia y aporta a los demás. Demos la oportunidad a nuestros niños con autismo de que puedan contribuir a la familia de manera significativa de acuerdo a su edad y sus capacidades. Para esto, puedes usar una tabla de rutinas con imágenes (por ejemplo, imagen de poner la mesa, pictogramas de poner la ropa en el cesto de la ropa sucia, etc.)

4. Límites, no castigo: hay suficiente evidencia científica sobre las consecuencias del castigo. En este post, describo las consecuencias psicológicas a largo plazo que tienen las personas que son educadas bajo este modelo autoritario. En lugar de castigar, marca los límites. Apóyate en las rutinas, tan bien aceptadas por las personas con autismo, y muéstrate firme sobre aspectos de la crianza. Se puede educar con firmeza y cariño al mismo tiempo.

5. Cuídate: en un estudio realizado en 2006, se concluyó que las madres de niños con autismo sufren un nivel de estrés superior a la media de otros cuidadores de niños con necesidades especiales. Por eso es tan importante fomentar el autocuidado. Cuidarse para cuidar es vital. Sé que es difícil que no pongamos las necesidades de nuestros hijos por encima de cualquier cosa, pero si no estamos bien, es imposible que podamos ofrecer un cuidado óptimo. Haz deporte, date un baño largo, pauta una salida a la semana con alguien cercano. Cualquier cosa que hagas para sentirte bien, será beneficioso no solo para ti, sino para toda la familia.

Si somos capaces de mirar a largo plazo, de ver que nuestros peques van a crecer, podríamos quitar el foco de conseguir el resultado rápido e inmediato y pensar en esas habilidades para la vida que queremos darles. No puedo asegurarte cómo estará el día de mañana tu hijo con autismo, sin embargo, puedo decirte con total seguridad que tu hijo se sentirá querido, importante y escuchado cada día. Incentívalo a pedir ayuda, a potenciar su capacidad, y muéstrale que le quieres incondicionalmente, no porque sea tu hijo con autismo sino porque es tu hijo.

COMPARTIR