Dale un beso a tu tía», «Dale un abrazo a tu abuela», etc. Es probable que escuches este tipo de frases en cualquier reunión familiar. Sin embargo, producen incomodidad para aquellos niños que dan marcha atrás cuando sus padres les exigen abrazos o besos para personas que, por mucho que compartan vínculo sanguíneo, no son tan cercanas o familiares. O quizás sí, pero no se sienten cómodos. Esto es lo que se conoce como afecto forzado.
Pero, ¿está bien obligar a los niños a establecer contacto físico o afecto cuando no quiere? He escuchado muchísimo eso de que «Se debe enseñar a mostrar respeto y educación hacia los mayores». Pero, ¿qué mensaje le estamos enviando a los niños sobre los límites físicos cuando hacemos esto? ¿Está realmente vinculado con el respeto?
Afecto forzado: ¿Estamos enviando a nuestros hijos un mensaje equivocado?
Muchas personas están en contra del afecto forzado porque creen que les enseña a los niños a ocultar sus verdaderos sentimientos. Otros ven el afecto forzado como manipulador. Pero hay más que eso.
¿Cuántas veces no hemos visto a padres y madres corregir a sus hijos cuando estos no quieren dar un beso de despedida o bienvenida a ese familiar o amigo? «Venga, no seas mal educado». O incluso el «Si no le das el beso a la abuela, se va a enfadar». ¿Qué hay detrás de todo eso?
Cuando obligamos a nuestros hijos a ser cariñosos contra su voluntad, les decimos que no son dueños de sus propios cuerpos ni sentimientos. Les estamos enseñando que cualquier adulto puede obligarlos a hacer cosas con ellos incluso cuando no quieran. Ahora te parecerá un poco extremo el ejemplo pero ten en cuenta que los niños pequeños no tienen esos conceptos sociales del saludo con beso o abrazo incorporados. Ellos hacen los que les apetece. Sin embargo, cuando le decimos que tienen que hacer tal o cual, estamos normalizando que pueden besar o abrazar a pesar de que ellos no quieran. ¿Qué pasaría si más adelante la persona incorrecta le pide a tu hija que haga lo mismo? Da para pensar, sin duda.
La autora Katia Hetter aborda este tema en su artículo de CNN «No soy dueño del cuerpo de mi hijo». Afirma que el afecto forzado (hacer que los niños toquen a alguien cuando no quieren) los hace vulnerables al abuso infantil. Puedes leer el artículo aquí. (Está solo disponible en inglés)
Aunque esta afirmación puede parecer una exageración, honestamente no lo creo. La psicóloga afirma que cuando obligas a tu hijo a mostrar afecto, «estás violando su zona de confort y los niños aprenderán a aceptar a cualquiera en esos espacios que no son cómodos para ellos».
“Los niños nunca deben ser tocados si esto les incomoda, incluso por parte de los miembros de la familia. Nunca deberían verse obligados a besar a alguien. Sus besos y abrazos son propios y no son una obligación. Los niños pueden elegir cuándo y a quién darles cariño y nosotros, los adultos, debemos respetarlos. Sus cuerpos son propios y la decisión es suya «.
-Katia Hetter-
¿Cómo manejar estas situaciones?
A ver, es verdad que en la teoría suena muy bonito pero cuando estás en esas situaciones (comidas familiares, cuando te visita la tía/tío/primas/abuelos, etc,), quizás puede ser un poco difícil manejar la situación. Pero solo te puedo decir: piensa en lo que quieres educar para el futuro. No te avergüences de pedirles a los otros adultos que dejen un momento a tu hijo o tu hija y que no le obliguen. Algo que a mí me suele funcionar mucho es adelantarme y preguntarle a mis niños ¿Quieres darfle un beso a la abuela? Y si ellos lo quieren, lo hacen. Si no, les digo «Anda, pues quizás luego te dará un beso». En este contexto, siempre debe respetar y priorizar los deseos de los niños sobre los de los adultos.
Enseñar a los niños a respetar sus propios cuerpos
Enseñar a los niños a respetar sus cuerpos es prioritario. Para hacer esto, deben aprender sobre los límites con respecto a otros que invaden su espacio personal.
Los niños deben comprender que nadie debería tocarlos si eso los hace sentir incómodos. Además, deben interiorizar que ellos mismos tienen derecho a tomar decisiones con respecto a sus cuerpos y que tampoco deben transgredir el de los demás.
Es importante que nuestros hijos se sientan libres de decidir. Tenemos que explicarles que tienen el poder de decidir si quieren abrazar o besar a alguien.
Un niño nunca debe sentir que estas acciones son obligatorias. Más bien, debemos enseñar a nuestros hijos a escuchar sus propios sentimientos e instintos . Este es un importante punto de partida. Generar un ambiente de confianza en casa en el que puedan conversar de estos temas con seguridad es clave.
Gestionando el dolor del familiar rechazado
Debemos enfocar siempre estas acciones desde el punto de vista positivo. Generar un espacio en el que puedas conversar que estás intentando crear esta consciencia sobre tus hijos es fundamental. Creo que en un espacio de confianza cualquier persona puede entenderlo.
También hay que diferenciar que una cosa son los buenos modales y el respeto y otra cosa es el afecto físico.
El primer paso consiste en explicar nuestra política a quienes nos rodean. Ellos, a su vez, deben estar dispuestos a aceptar esta posición. Esta decisión probablemente requerirá algo de trabajo. Sin embargo, ayudará a otros a apreciar realmente el afecto que muestra tu peque .
Puedes darles a tus hijos la opción de saludar a sus seres queridos de una manera menos íntima. Por ejemplo, pueden reemplazar los abrazos y besos con apretones de manos, chocar las manos en forma de «dame esos cinco» o hacer puñitos. Si tu peque es tímido, estas son excelentes maneras de enseñarle a tratar a los demás con cuidado y respeto.
¿Y tú qué piensas? ¿Crees que es bueno forzar a los niños a que muestren afecto físico aún cuando no lo quieran?